Uno de los iconos de la ciudad, serían Las Covachas, una galería porticada en uno de los muros del Palacio Ducal de Media Sidonia y antigua muralla de la ciudad donde se encuentran relieves de valor incalculable con serpientes aladas y otro tipo de grafías. Se desconoce su significado.
Fue una ciudad tan próspera que dos de los nobles de la zona, el duque de Medinaceli y el de Medina Sidonia, se permitieron el lujo de ignorar a Colón cuando les pidió que patrocinaran su primer viaje a América. Quizás como revancha, al marino le gustaba recalar allí para exhibir su triunfo una vez convertido en almirante.
Todo en el casco antiguo de Sanlúcar de Barrameda, conjunto histórico, habla de esa época señorial y permite ponerse en la piel de quienes vieron partir las naves que zarparon para dar la vuelta al mundo.
El Palacio de Medina Sidonia, guarda los secretos de una estirpe de aristócratas cuya historia se entrelaza con la de Sanlúcar. Digna de la grandeza de la que presumían es la casa palacio de estilo renacentista con influencias mudéjares que dejaron como legado y que contiene un importante archivo histórico, además de obras de Goya y tapices flamencos. El jardín lo proyectó el famoso arquitecto italiano Giovanni Pagannini y es un remanso de paz, poblado de arbustos de boj, fuentes y estatuas. En uno de los laterales del palacio, a petición del segundo duque de Medina Sidonia, fueron creadas las famosas Covachas de Sanlúcar de Barrameda, una sucesión de casi una decena de arcos ojivales que cobijaba la lonja de pescadores.
El cercano castillo de Santiago fue otra de las aportaciones del aristócrata y oculta un pasaje subterráneo que lo une a la casa palacio, escenario de conspiraciones, del que aún se aprecian los restos. A unos diez minutos caminando, la Casa del Marqués de Arizón, ilustra cómo era la vida diaria de los cargadores de Indias. Es una casa solariega con una torre que permitía observar el puerto para descubrir la llegada y entrada de nuevos cargamentos de vino o aguardiente, y conserva su división original en vivienda y almacén. Es una casa solariega con una torre que permitía observar el puerto para descubrir la llegada y entrada de nuevos cargamentos de vino o aguardiente.
En la calle de Santo Domingo, aún pueden observarse las viviendas de fachadas blanqueadas de los colegas de gremio del marqués de Arizón: las casas de Moreda, Manjón o Ledesma.